PREMIO A LA TRAYECTORIA PROFESIONAL 2017-2018
Vicente M. Vidal nace a finales de 1939 en Alfafara. Con trece años emigra con su familia a Alcoy y se emplea en el taller mecánico Rodes Hermanos, que contaba con diferentes secciones de trabajo, como fundición, forja, broncería, tornos, fresado, taller de ajuste y carpintería de modelos. De un modo tan literario y real como el que relata Albert Camus en El primer hombre, el director de la empresa, Jorge Blanes, que era profesor en la escuela de peritos industriales, tras revisar su cartilla escolar, le insta con seriedad a emprender estudios universitarios. Para ello tiene que ingresar en la carrera técnica más próxima, que era la de perito industrial. Durante cuatro años se dedica a trabajar en el taller y a estudiar en la Escuela Elemental de Trabajo, que desde el punto de vista académico era equivalente al bachillerato elemental. Tras obtener el título de maestro industrial, abandona el taller a los dieciocho años, y se lleva en su carácter el estoicismo y la dureza de los oficiales con quienes compartió formación y trabajo: personajes como el Milèsima, Elías, Ismael el Blau, Vicent el Masero o Ernesto Mai Cobrem.
En 1959 ingresa en la Escuela de Peritos Industriales de Alcoy, a la vez que trabaja en el estudio del arquitecto Antonio Doménech. Allí llegaba con regularidad la Revista Nacional de Arquitectura (RNA), la cual le hizo cambiar su visión sobre la figura estereotipada del arquitecto. Al releer el ejemplar dedicado a Alvar Aalto, comprendió que el pulso real era el de la arquitectura moderna. En el verano de 1962 viaja a Múnich para trabajar y poder ver de primera mano la arquitectura de Sep Ruf y Hans Döllgast, como la Alte Pinakothek. De camino, visitó en Barcelona la arquitectura de Antoni Gaudí y la casa de José Antonio Coderch en el número 7 de la calle Compositor Bach. Esto le reafirma en su convicción de ser arquitecto. A su vuelta de Múnich, hace el examen de ingreso en la Escuela de Aparejadores de Barcelona, pues solo podía acceder a la Escuela de Arquitectura a partir del grado medio de su especialidad.
De modos más pasionales que doctrinales, la arquitectura suele prender en la mente de los jóvenes que, en un momento fugaz, han podido vislumbrar una parte de ella. Vicente Vidal, de una manera tan precoz como inusual, construyó su primera obra para quien iba a ser su suegro. Así, en 1964 habilitó una cueva natural como salón, y fue una obra iniciática, hecha con la temeridad propia de la juventud, con un velado influjo del parque Güell de Gaudí y, sobre todo, con un oficio y un rigor constructivo propios de un arquitecto ya maduro. La mezcla de satisfacción intelectual y sensible que encontró en esta obra fue un lento pero inexorable ritual del que emergió sabiéndose arquitecto. Con el paso del tiempo, es posible reconocer la importancia de esta primera obra porque, en su continua revisión de las obras modernas canónicas, le permitirá aceptar las influencias de los maestros de la arquitectura moderna sin ser secuestrado por ellos.
Su primera experiencia docente fue en 1971, pues, al tener el título de aparejador, pudo ejercer como profesor ayudante de clases prácticas en Urbanística 3, curso dirigido por Alfredo Fluixá. El repentino fallecimiento de Fluixá en 1972 provocó la visita a Valencia de Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales, quienes se pusieron en contacto con Vicente Vidal para recuperar el material escrito de Fluixá y editar el libro Escritos sobre la ciudad, contra toda afectación, obra póstuma que recogía su pensamiento. Desde entonces ha mantenido una permanente relación de amistad con Manuel de Solà-Morales y Rafael Moneo, quien aceptó dirigirle la tesis en 1976.
En 1972, como miembro del grupo Alcoiart, se incorporó, a través del periodista Ernesto Contreras, a un taller organizado por Jorge de Oteiza para realizar el monumento al Foguerer en la ciudad de Alicante. Entre ellos se entablaron largas conversaciones de crítica dialéctica sobre signos, significado, formas y abstracción, tan sutiles para la mente de un arquitecto como para un escultor que le doblaba en edad.
Tras titularse como arquitecto en 1973, Miguel Colomina, entonces director de la Escuela de Arquitectura, le propuso que considerara la carrera docente. Entró como profesor encargado de curso en Proyectos 1 junto a Cristina Grau y Juanjo Estellés.
En 1972 su suegro, Arturo Climent, le encargó el proyecto de la fábrica de Hilados en Muro de Alcoy, construida en colaboración con dos compañeros, Víctor García y José Gozálbez, por la que recibieron una mención del Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia y Murcia. Esta obra, alejada formalmente de las pésimas construcciones industriales o «vaquerías», atrajo la atención del industrial Francisco Jover, de modo que en 1973 le proyectó su fábrica de tejidos. Para ello contó con la colaboración del ingeniero Juan Rovira Soler, quien comprobó la estructura en el instituto Torroja con un CNR 803 Elliott. Los criterios modernos de forma y estructura aplicados a esta construcción fabril, además de una gestión ad hoc con subcontratas directas de los diferentes profesionales, hicieron que el ratio económico resultara un 10 por ciento más barato que el coste estándar. En 1975 se asoció con Luis Armiño y crearon un sólido estudio profesional hasta 1998. Su primer proyecto conjunto fue el de las torres de viviendas del polígono Fuente de San Luis, concluido en 1978. En 1979, recibieron el encargo del edificio de oficinas Manterol en Onteniente, reconocido en 1985 con el premio del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana.
Además de la propia dedicación a la obra, Vicente Vidal también ha mostrado una singular faceta de arquitecto comprometido con Alcoy, su ciudad adoptiva. Junto con Luis Armiño realizó una serie de intervenciones urbanas que antecedieron al Plan ARA (Arquitectura y Rehabilitación de Alcoy), ideado para rehabilitar las zonas degradadas del centro histórico y para dotar de parques a los distintos barrios. Durante la primera etapa democrática de Alcoy renovaron la plaza Mayor y la plaza de España (1983), y trabajaron en el centro histórico de Alcoy con proyectos de viviendas en la Torre de Fraga y Barbacana (1988), este último junto a Francisco Picó Silvestre. Otras actuaciones que construyeron la identidad de la ciudad fueron el diseño del mobiliario urbano tan característico de Alcoy: las farolas, las papeleras, la enramada y las rígolas e imbornales de fundición, que tienen la virtud de haber sido asimiladas por los ciudadanos como el reflejo de una herencia industrial.
El conocimiento práctico del mundo artesanal y técnico, que descubrió de adolescente en el taller Rodes, le permitió deslindar la experiencia externa, o percepción, de la experiencia interna, o intuición. Estas cuestiones las desarrolló en 1982 en su tesis Arquitectura e industria, centrada en el enclave arqueológico industrial del siglo XIX en El Molinar.
Sus alumnos de los cursos de Proyectos recuerdan la sorpresa intelectual que les producía la viveza de una narrativa en la que se unían la cultura, la economía, el lugar y el estado de la técnica a través de la obra de maestros como Adolf Loos, Giuseppe Terragni, James Stirling, Alvar Aalto, Louis I. Kahn, Le Corbusier o Ludwig Mies van der Rohe.
El bagaje de su conocimiento arquitectónico le ha conducido a invocar la presencia de los maestros de la arquitectura a través del susurro de lo que serían citas arquitectónicas, pues no aparecen como meras descripciones formales, sino que están integradas en la concinnitas o compacidad lógica del proyecto. Esta forma de coherencia entre la práctica y el conocimiento o logos de la disciplina arquitectónica es lo que produce la singular característica formal y constructiva de su obra. Pero también hay puntos de anclaje en el hacer contemporáneo. Así, por ejemplo, la disposición del ladrillo en las ventanas de las oficinas de Bankinter de Rafael Moneo en Madrid influyó de manera simultánea en la construcción detallada de las jambas de ladrillo macizo de las oficinas Manterol de Onteniente o del colegio El Romeral (1986) en Alcoy. De mayor escala es el proyecto urbano del barrio La Sang en Alcoy, realizado en colaboración con Manuel de Solà-Morales y Juan Lorenzo Pérez, por el que obtuvieron el premio FAD de Arquitectura de 1999. Fue el único proyecto de renovación urbana del Plan ARA de Alcoy que se pudo materializar y que tuvo repercusión en la escena europea. En cualquier caso, el Plan ARA le permitió conocer a Álvaro Siza, Alan Colquhoun, John Miller y los italianos Carlo Carozzi, Renato Rozzi y Francesco Venezia.
Obtuvo la plaza de profesor titular de Proyectos en 1984 y la de catedrático en 1995, en unas exigentes oposiciones a las que se presentaron también otros compañeros y amigos de la escuela: Cristina Grau, José María Lozano y Emilio Giménez. En cuanto a las responsabilidades en el seno de la universidad, fue vicerrector de Coordinación de Cultura y Territorio desde 2000 hasta 2004, periodo en el cual introdujo en el campus de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) esculturas de Antoni Miró, Néstor Basterretxea, Arcadio Blasco, Salvador Soria, Javier Mariscal, Amparo Carbonell y Joan Cardells, con el asesoramiento de Tomás Llorens.
El inicio de siglo fue también el comienzo de una etapa en la que crea el estudio profesional junto a sus hijos, Ivo y Ciro Vidal. Es una década de transferencia de conocimiento y experiencia que empieza con el proyecto de ampliación y renovación interior de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSA). En ese tiempo desarrollan juntos un gran número de proyectos, propuestas y concursos, y construyen las ampliaciones del colegio El Romeral y de la fábrica de Jover, así como las del Banco de España, sucursal de Alicante, el Ayuntamiento de Catarroja o el museo arqueológico de Jávea.
La siguiente década fue de menor actividad profesional debido a la crisis, pero mantuvo sus compromisos académicos. Llevó el curso de final de carrera, las clases de doctorado y los tribunales de tesis y de cátedra que le correspondían. En 2016 la UPV le reconoció como catedrático emérito ad honorem. En 2019 obtuvo el premio de Mestre Valencià d’Arquitectura y fue nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
En un último reto, como si la historia se deslizase sobre una cinta de Moebius, gracias a un concurso ganado en 2020 en colaboración con el estudio de Ramón Esteve, ha vuelto a escena la manzana de Rodes Hermanos para ser rescatada de su ruina y retornarla al corazón activo de la ciudad.
OBRAS DESTACADAS
1964
Habilitación de gruta natural como salón en el Salt, Alcoy (Alicante)
1972
Fábrica de Hilados para Hilaturas Climent S.L., Muro de Alcoy (Alicante)
1973
Fábrica de Tejidos para Francisco Jover S.L., Cocentaina (Alicante)
1973
(Central de Cogeneración en 1996 y ampliación sobre solar vecino en 2002)
1977
Torres de viviendas sociales en calle Polígono Fuente de San Luis, Valencia
1979
Edificio de Oficinas para Industrias Manterol S.A., Onteniente (Valencia)
1983
Remodelación y Restauración de las Plazas Mayor y de España de Alcoy
1984
Enramada de Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy
Edificio Escolar de Infantil y primaria ‘El Romeral’, Alcoy (Ampliación, 2002-2004)
1987
Plan Especial del Campus Universitario de las Islas Baleares, Palma de Mallorca
1988
Edificio de Viviendas en la Barbacana, Alcoy
1990
Pabellón desmontable para el Guiñol del siglo XIX denominado Belén del Tirisiti, Alcoy
1992
144 viviendas y urbanización del Barrio de La Sang, Alcoy
Proyecto de Centro Comercial para Eroski, Alcoy
Proyecto de Nuevas Instalaciones Pesqueras en el Puerto de Dénia (Alicante)
1993
Instituto de Enseñanza primaria y secundaria, Castalla (Alicante)
1997
Centro de Salud en Las Aduanas del Mar, Jávea (Alicante)
1998
Ampliación del Museo Etnológico y Etnográfico Soler Blasco, Jávea
2000
Ampliación y Remodelación interior de la Escuela de Arquitectura de la Universitat Politècnica de València, Valencia (ETSA-UPV)
2004
Ampliación de Banco de España, Sucursal de Alicante
2005
Ampliación del Ayuntamiento de Catarroja (Valencia)
(Texto de Ciro Manuel Vidal Climent y Listado de Obras destacadas extraídos de la publicación MESTRES. ARQUITECTURA MODERNA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA, de José Fernández-Llebrez Muñoz. Fundación Arquia [colección arquia/temas n 44], 2021 [ISBN 978-84-124459-0-9])