PREMIO A LA TRAYECTORIA PROFESIONAL 2003-2004 (A TÍTULO PÓSTUMO)
Formación y estudios: Barcelona, años cincuenta
Juan Guardiola Gaya, nacido en Reus en 1927, se titula en 1957 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Sus estudios coinciden con un periodo de ebullición cultural, en el que se funda el Grup R, a cuyos componentes hay que añadir la presencia de otros colegas que decidieron entroncar la arquitectura de Cataluña con las corrientes europeas; entre ellos, Francesc Mitjans, Raimon Durán, Antonio Perpiñá, Xavier Busquets y Josep Soteras. De todos ellos, aprendió como estudiante.
Este proceso es de gran intensidad en el caso de Francesc Mitjans Miró —su maestro—, en cuyo estudio colaboró durante los años de escuela y conoció de primera mano las posibilidades del hormigón armado en el proyecto del estadio del F.C. Barcelona. También lo es en el caso de Antonio Perpiñá Sebrià, profesional orientado hacia el urbanismo funcionalista, con quien participaría, como estudiante, en la propuesta para el concurso del centro AZCA en la Castellana de Madrid, que resultó ganadora. Además, hay que reseñar sus estudios de bellas artes en la escuela de Sant Jordi y la obtención del primer premio del concurso de casas de fin de semana, organizado para los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
El planeamiento de las playas de Alicante: arquitecturas para el turismo
De la mano de Perpiñá, Guardiola llega a Alicante con el encargo de reformular el planeamiento turístico de la costa norte de su término municipal. Desde finales de los años cincuenta y hasta comienzos de los setenta aborda los planes parciales de los polígonos I, II y III de la costa de Alicante, desde la ciudad consolidada hasta el término de El Campello. En 1959 destaca su detallado proyecto para la playa de San Juan, con volúmenes prismáticos (variados y de escalas diferentes); influenciado por el urbanismo holandés de los años cincuenta, que queda definido a la perfección en el plano general y en una detallada maqueta.
A partir de sus documentos urbanísticos, Guardiola propone las tipologías residenciales para el ámbito turístico, así como la imagen de una arquitectura de segunda residencia de adscripción moderna con evocaciones mediterráneas que el arquitecto explicita en la memoria del planeamiento.
En 1965 desarrolla la urbanización La Rotonda, con la que configura su paradigma de urbanización turística. En un alarde tipológico, organiza en torno a la piscina y un cuidado jardín cuatro edificios heterogéneos: la torre de diecinueve niveles de planta cuadrada con formalismos exteriores de pagoda, un bloque lineal de siete niveles con dos escaleras que sirven a tres viviendas por planta y dos conjuntos de viviendas adosadas de diferente carácter. La variedad tipológica se despliega bajo la jerarquía de la torre y con la cuidada disposición de los materiales.
Con este conjunto y la urbanización La Chicharra, los complejos residenciales turísticos adquieren su adecuado standing como segundas residencias burguesas en el ámbito de las playas frente a la gran mayoría de sus proyectos de carácter más pragmático y comercial, no exentos de la calidad expresiva del buen quehacer profesional. La Chicharra, en la Albufereta, en lo alto de un montículo, a modo de gran redent cóncavo de veintidós plantas, se convierte en una gran pantalla que dialoga con el paisaje de la bahía de Alicante.
Mención aparte merece el complejo de la Albufereta, situado delante de la sierra de San Julián, que se ejecuta durante esta década. En una costa agreste, Guardiola proyecta una propuesta urbana en apariencia aleatoria, pero dotada de su coherencia personal en un proceso orgánico de adaptación a la orografía que poco a poco define, con sus manos, en una cambiante maqueta. Como elemento unificador, propone la utilización de materiales comunes (ladrillo ocre, celosías cerámicas, losas vistas, jardineras que duplican la blanca línea del forjado, carpinterías de madera de suelo a techo y barandillas de acero) capaces de generar una imagen homogénea alrededor del gran hito de la torre Vistamar. Esta es una estructura de treinta y cinco niveles, en la cual Guardiola importa la referencia italiana de la torre Pirelli de Gio Ponti y la adapta a su arquitectura turística de carácter realista y mediterráneo. En estos años, es un placer contemplar las geometrías de sus distribuciones que, como bromeaba su maestro Mitjans, parecían composiciones neoplasticistas.
A partir de 1965, los grandes inmuebles para el turismo de masas aparecen en la playa de San Juan, y se desborda la escala inicial. Ahora se suceden las urbanizaciones de bloques lineales de gran altura y longitud, que culminan en la urbanización Club del Mar,9 un nuevo redent con planta de arco irregular, de catorce niveles y un corredor posterior de acceso de casi cuatrocientos metros. La gran fachada cóncava vuelca sus terrazas al gran jardín con zonas de ocio que equipan a unos quinientos apartamentos. Todos estos
ejemplos evidencian que la biografía profesional de Juan Guardiola está vinculada de manera ineludible a la arquitectura residencial del ámbito turístico.
Los edificios de la ciudad de Alicante: arquitecturas para la burguesía
Tras unos primeros ejemplos compuestos mediante una doble fachada racional, poco a poco las obras se van recargando de texturas a partir del uso del ladrillo visto con distintos acabados, colocado con prolijos despieces en frecuente combinación con azulejos. El arquitecto imprime un sello propio a cada uno de sus encargos. Destaca el inmueble sito en la esquina de Alfonso el Sabio y la Rambla,11 que resuelve con una envolvente prismática hexagonal cuya piel es un pseudomurocortina con perfiles de madera que alternan paños de vidrio y de azulejos. En el edificio de oficinas Gerona, donde el arquitecto instaló su segundo estudio, vuelve a construir otro cerramiento similar, con estructura metálica, y configura un expresivo damero de vocación tridimensional.
Mediados los años setenta, esta poética personal de collage de texturas eclosiona en un edificio de la plaza de los Luceros,13 revestido con azulejos vidriados de contorno lobulado, en el que las viviendas se separan del exterior mediante terrazas circulares, de reminiscencias organicistas, rematadas en cubierta con semiesferas.
Estos planteamientos se repiten con frecuencia durante los años sesenta y setenta en Alicante, y hacen de Juan Guardiola el arquitecto que mejor sabe conectar con los gustos de la burguesía local, con su lento alejamiento de los axiomas de la ortodoxia moderna para adentrarse en un lenguaje experimental basado en una gran destreza en el manejo de los materiales y en su disposición constructiva.
Estos juegos compositivos también los vemos en los edificios de uso no residencial. Aunque también advertimos una línea más racional en edificios como la antigua sede del Colegio de Arquitectos de Alicante14 (influenciada por Josep Maria Sostres y José Antonio Coderch) o en el parking Navas,15 definidos con envolventes puras (ortoédricas), con pieles compuestas a base de huecos verticales seriados, uniformes en el primer caso y más libres en el segundo.
Benidorm: arquitecturas para la ciudad de los rascacielos
Aunque la obra de Guardiola se levanta sobre todo en Alicante, la tiene por toda la provincia y, en ocasiones, en otras (Lleida, Valencia). Merece citarse el hotel Dos Playas (Puerto de Mazarrón, Murcia). Capítulo aparte constituye el conjunto erigido en la «prodigiosa» Benidorm. Su relación con esta ciudad comienza en 1963 con el primer rascacielos residencial de la ciudad, la torre Coblanca-1. Frente al formalismo de la coetánea torre Vistamar, estamos ante un nítido prisma de veintinueve plantas que se levanta, al modo estadounidense, sobre un podio comercial. Guardiola es uno de los primeros profesionales en aprovechar la modificación del Plan General de Benidorm que, en esos años, decide liberar la altura de los edificios para conseguir suelo libre (privado).
De la mano de la empresa Coblanca, desarrolla casi todas sus urbanizaciones hasta 1998, año en que proyecta el inmueble Coblanca-38. La mayoría son proyectos de edificación abierta y, a menudo, rascacielos. Entre todos ellos (con gran variedad de soluciones), sobresale la torre Benidorm,18 situada en el ángulo entre los dos viales-eje del ensanche de Levante. Con sus veintiséis niveles, configura un símbolo visual de la ciudad de los rascacielos. El arquitecto consigue un potente icono urbano, con un contundente planteamiento formal, al escalonar el volumen de forma decreciente en altura para rematarlo mediante una planta superior volada
sostenida por tornapuntas metálicas. Se advierten relaciones con el barcelonés edificio Atalaya, de Federico Correa y Alfonso Milá.
A partir de 1983, Guardiola desarrolla para Coblanca el Plan Parcial El Murtal.19 Veinte años después del complejo de la Albufereta, realiza una labor similar, ya que repite ese proceso de diseño en el que los diferentes volúmenes se organizan a partir de un planteamiento orgánico provocado por una orografía en pendiente. La aparente distribución azarosa recobra coherencia por el diseño pormenorizado de Guardiola de todos los bloques; se decanta por prismas sencillos revestidos de ladrillo beige que emergen de las aglutinadoras, y muy estudiadas, superficies ajardinadas.
La dimensión artística del profesional
Resulta difícil condensar una carrera profesional tan enriquecedora, desarrollada durante medio siglo. Hay que resaltar que la exquisitez de los detalles, del tratamiento de los materiales y sus texturas, así como de los jardines que rodean sus edificios, se relaciona de manera íntima con una importante vocación artística que, además de en su arquitectura, se despliega en una producción plástica de gran calidad, aunque no muy extensa. Citemos sus cuadros abstractos y coloristas, con frecuencia formados como bajorrelieves por la incorporación de objetos que Guardiola encontraba en su propio jardín o en sus paseos. También en sus edificios descubrimos a menudo murales propios incorporados en los zaguanes o aparecen elementos de obra (rejas, lucernarios, celosías, carpinterías) que sobrepasan su consideración técnica para convertirse en objetos plásticos. Su gran mural del Plan Parcial El Murtal o la gran celosía de la torre Vistamar son los ejemplos más contundentes.
Esa actitud artística, unida a su ideación constructiva, lleva al arquitecto a investigar nuevas texturas, indagando mezclas de morteros para sus muros de piedra, o a experimentar en su propio jardín de la finca Capucho en San Juan (donde instaló su tercer estudio al final de los años setenta) las posibilidades de las diferentes especies vegetales para sus proyectos (una visita el parque municipal de San Juan permite entender mejor este universo Guardiola), o a preferir la técnica manual del collage para las perspectivas de sus proyectos en los años noventa, cuando la informática se estaba imponiendo.
Juan Guardiola, con el estudio en su propia casa, un hábitat cuya visita nos habla de ese carácter artístico, introvertido, apasionado y polifacético, se pasaba el día trabajando en todas aquellas actividades creativas que le satisfacían. Estas demuestran la fuerza emanada del espíritu innovador necesario para ser distinguido Mestre d’Arquitectura de la Comunidad Valenciana, hecho que fue realidad, a título póstumo, en 2005, año en que nos dejó.
OBRAS DESTACADAS
1959
Plan de Ordenación del Primer Polígono de la Playa de San Juan, Alicante
1960
Complejo urbano La Albufereta-Sierra de San Julián, parte del Plan de ordenación del Tercer Polígono de la Playa de San Juan, Alicante
1962
Torre «Vistamar», Complejo Urbano La Albufereta-Sierra de San Julián, avenida Villajoyosa, Alicante
1963
Torre «Coblanca-1», avenida Alcoy y avenida Bilbao, Benidorm (Alicante)
1964
Torre de apartamentos «El Galéon», avenida Santander y avenida Benidorm, Playa de San Juan, Alicante
Edificio de 50 viviendas, avenida Alfonso X el Sabio y Rambla de Méndez Núñez, Alicante
1965
Dos edificios de viviendas, calle Reyes Católicos y calle Portugal, Alicante
Urbanización «La Rotonda», avenida Cataluña, avenida Costa Blanca, calle Nápoles y calle Sicilia, Playa de San Juan, Alicante
Urbanización «La Chicharra», avenida de la Condomina, La Albufereta
Hotel «Dos Playas», avenida José Alarcón Palacios, Puerto de Mazarrón (Murcia)
Edificio de Oficinas «Gerona» en calle Gerona, calle Barón de Finestrat y calle César Elguezabal, Alicante
1966
Conjunto residencial «Club del Mar», avenida Benidorm, avenida San Sebastián y avenida de las Naciones, Playa de San Juan, Alicante
1971
Torre Benidorm (Coblanca-11), avenida del Mediterráneo y avenida Europa, Benidorm (Alicante)
1976
Edificio de viviendas, Plaza de Los Luceros, Alicante
Edificio de oficinas «Santa Lucia», Rambla de Méndez Núñez, calle San José y calle San Andrés, Alicante
1978
Garaje, calle de la Navas, calle Pascual Pérez y calle Ángel Lozano, Alicante.
Torre de apartamentos y centro comercial «La Noria», avenida Europa, calle Gerona, avenida Murcia y calle Lepanto, Benidorm (Alicante)
1979
Edificio de Oficinas del Colegio de Arquitectos de Alicante, calle Gerona, calle Jerusalén y calle Pintor Agrasot, Alicante
1983
Plan Parcial el Murtal, con edificios Coblanca 30 a 34 y 37, avenida Villajoyosa, avenida Murtal y avenida Marina Baixa, Benidorm (Alicante)
1989
Parque Municipal, calle del Carmen, calle Marañón, calle Pedro Herrero y calle Severo Ochoa, San Juan de Alicante (Alicante)
(Texto de Justo Oliva Meyer y Listado de Obras destacadas extraídos de la publicación MESTRES. ARQUITECTURA MODERNA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA, de José Fernández-Llebrez Muñoz. Fundación Arquia [colección arquia/temas n 44], 2021 [ISBN 978-84-124459-0-9])