Iniciar Sesión

Fernando Martínez García-Ordóñez

PREMIO A LA TRAYECTORIA PROFESIONAL 2005-2006

Fernando Martínez García-Ordóñez pertenece a ese selecto grupo de pioneros de la arquitectura moderna española que, formado en la década de los cincuenta, difunde su buen hacer por la periferia del país. En el caso particular de la ciudad de Valencia, sin su figura no se entendería la eclosión de la modernidad ni la ordenación urbana nacida tras la riada de 1957.

Se ha escrito ya mucho sobre la relevancia de su impronta y su gran legado en la sociedad valenciana, por lo que, más que volver a exponer todos y cada uno de sus méritos, aprovecharé esta nueva oportunidad de rememorar su persona para remitir a algunos textos ya publicados en los que se analizan en profundidad diversos aspectos de su producción arquitectónica. Él mismo pudo recibir ya en vida diversos galardones, como el Mestre Valencià d’Arquitectura otorgado por el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana (COACV) en 2007, y disfrutó de la buena acogida que le brindó siempre la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, de la que fue miembro de número en la Sección de Arquitectura desde 1976. Por tanto, el capítulo del reconocimiento público también queda cubierto y no hace falta ahondar en ello.

En cambio, quizá sí sea esta una buena ocasión para recordar algo que puede parecer obvio, pero que es menester repetir: García-Ordóñez, como apellido, es solo el GO de GO.DB Arquitectos Asociados, su innovador estudio fundado junto a Juan María Dexeus Beatty (la DB del peculiar acrónimo), y con el que se lo solía identificar dentro del mundo de la arquitectura. Quiero decir con esto que García-Ordóñez nunca fue un arquitecto solitario o autónomo en el sentido peyorativo de la palabra. Nada más llegar a Valencia, ya persiguió y fomentó una innovadora colaboración interdisciplinar como seña de identidad para su futuro equipo, sin renunciar al rol de emprendedor que se autoasignó como una carga de responsabilidad para con sus compañeros. Como anécdota, recuerda el ingeniero de Caminos Manuel Aguirre Vidal, quien trabajó en GO.DB en los años setenta, que, durante su entrevista de trabajo con Fernando, este le preguntó si él era capaz de trabajar con muchos papeles sobre la mesa. Ante su desconcierto, el propio García-Ordóñez se adelantó a contestar: «Yo no. Necesito hacer una cosa detrás de otra». Supongo que querría hacerle ver que en el trabajo en equipo lo importante no es cubrir muchas ocupaciones, sino que cada persona esté en su sitio y cumpla con su función.

Llegado a este punto, es justo también recordar a los otros tres arquitectos que se unieron a García- Ordóñez en la primera hora, antes de que el estudio adquiriera proporciones de mediana empresa: Julio Bellot Porta y José Manuel Herrero Cuesta, en un primer momento, y algo después Francisco José Pérez-Marsá Hernández. Cada uno aportó su impronta personal a los proyectos de los que se hizo cargo, y a la vez todos se fundieron en un único grupo de arquitectos distintos pero comprometidos con un mismo fin. Porque todos hacían GO.DB. No se trataba solo de un empeño personal de Fernando, era una auténtica estructura de producción arquitectónica importada de los modelos estadounidenses, que llegó a dar trabajo a más de ochenta profesionales en la provinciana Valencia de finales del régimen. Si acaso en algún momento la figura de García-Ordóñez ha opacado en exceso al resto de su equipo, es esta una buena ocasión de hacerlo notar.

De todos modos, si se tiene en cuenta su iniciativa, carisma y profunda implicación personal, no cabe dudar de que el alma de ese complejo proyecto llamado GO.DB, que evolucionó con el tiempo en función de sus componentes, recursos y afanes, fue siempre el arquitecto asturiano. Por ello, qué mejor forma de repasar su trayectoria profesional —y la de su equipo— que de la mano del relato fresco de sus memorias. Acudiré de forma somera al título de los capítulos en que las dividió al final de su vida, para detectar así cuáles fueron los acontecimientos que en verdad marcaron su devenir arquitectónico.

Es por todos conocida su temprana dedicación al urbanismo y la relación de confianza que mantuvo con Pedro Bidagor desde sus tiempos de estudiante. A los trabajos urbanísticos ligados a la Solución Sur en Valencia, dedica Fernando los primeros capítulos específicamente profesionales de su relato. A continuación, con un especial cariño, dedica unos luminosos comentarios a su primera obra de arquitectura —firmada junto a Dexeus Beatty—, la escuela-jardín Guadalaviar, que pronto obtuvo reconocimiento internacional. Fue sin duda su mejor carta de presentación en la sociedad valenciana.

Su estancia en Estados Unidos durante los primeros meses de 1960 marcó de un modo profundo su forma de entender la profesión: no solo por su temprana apertura a referencias internacionales, sino por la asimilación de nuevas estrategias comerciales, el descubrimiento de la construcción prefabricada y la visión de estudio-empresa ligada al registro de patentes y la investigación aplicada. De ahí que el siguiente capítulo se enfoque en la estructura y primera expansión de GO.DB Arquitectos Asociados, el nombre que se registró como marca comercial en 1967.

A continuación, entra en escena una pequeña población de la Marina Alta, Jávea, con la que ya se había vinculado tiempo atrás de la mano de Mariano Navarro Rubio, entonces una figura política de relevancia. García-Ordóñez le diseñó al ministro su casa de vacaciones y, poco más tarde, se implicó a fondo en el proyecto de la nueva iglesia para el barrio de pescadores. Este templo, que optó al Premio Nacional de Arquitectura en 1969, es la obra cuyo reportaje gráfico acompaña al presente capítulo, dada la relevancia mediática que obtuvo y su buen estado de conservación. De hecho, la construcción de tales alardes de hormigón estructural en aquel remoto rincón alicantino es quizá lo más portentoso en esta iglesia: encofrados artesanales de dimensiones sin precedentes y un cierto carácter experimental marcan esta obra, que curiosamente se visita con una fuerte sensación de inmaterialidad al asumir la luz cenital todo el protagonismo del espacio. 

Este fuerte compromiso no se terminaría de entender sin aludir al profundo sentido creyente de García-Ordóñez y de su equipo. No creo en absoluto que se identificara con las tesis de Max Weber ni con otros enfoques economicistas de la existencia cristiana. Hasta donde he podido comprobar por el testimonio de muchos antiguos trabajadores de GO.DB, Fernando se preocupó de sacar adelante su estudio pensando en su responsabilidad con las familias que dependían de él. Considérese, por ejemplo, que las ocho viviendas experimentales en Campanar se destinaron pro-bono al alojamiento de trabajadores del estudio —algunos de ellos todavía viven allí—, después del inmenso trabajo de investigación, financiación (incluida una beca de la Fundación Juan March obtenida en 1967) y construcción que supuso aquel esfuerzo. García-Ordóñez pertenecía al Opus Dei como numerario, es decir, célibe y al servicio de sus apostolados, desde su época de universitario, y es cierto que por las peculiares circunstancias de la época tuvo la oportunidad de encontrarse con muchas personas que impulsaron su carrera a través de los encargos que le brindaron, por lo general por motivos del todo ajenos a aquellos que podían estar ligados a su condición vital, todo hay que decirlo. El recelo que pudo existir contra su estudio, sobre todo desde mediados de los años setenta, se entiende como parte de la compleja historia política del momento, pero nunca llegó a ocultar una verdad meridiana, la de que Fernando se hizo a sí mismo desde cero y alumbró una estructura de producción arquitectónica singularísima que promovió a centenares de personas, y en la que mucha gente confió por su profesionalidad y carácter innovador.

Antes de terminar con un capítulo dedicado a Nuevo Centro —el gran complejo comercial valenciano cuyas vicisitudes iniciales quedaron ligadas al cierre de GO.DB—, las memorias de nuestro arquitecto dedican los últimos capítulos a la construcción prefabricada. Fue, sin duda, una de sus grandes apuestas profesionales, y en la profusión de detalles que ofrece se adivina una implicación extraordinaria no ajena al postrer quebranto económico que sufrió el estudio. En toda esta labor de investigación, también participó el resto de su equipo, en especial Julio Bellot, quien desarrolló por su parte diversas patentes y prototipos experimentales. 

Queda así, pues, delineada la personalidad de Fernando Martínez García-Ordóñez, arquitecto fundamental de la historia de la arquitectura de la segunda mitad del siglo XX en Valencia. Si bien el ejercicio de GO.DB se extendió también a otras provincias, sobre todo mediante su activa participación en concursos, fue en la capital del Turia donde desarrolló la mayor parte de sus encargos, en buena medida residenciales —más de mil viviendas si se suman los grupos de iniciativa pública y las promociones privadas—, y dejó una impronta característica sin la cual sería muy difícil narrar la trayectoria reciente de la arquitectura valenciana.

OBRAS DESTACADAS
Estudio GO.DB. arquitectos asociados. Fernando Martínez García-Ordóñez– Juan María Dexeus Beatty

1958
Escuela-Jardín Guadalaviar, en avenida Blasco Ibáñez, Valencia

1959
Grupo de viviendas Virgen del Carmen, Valencia
Plan General de Ordenación Urbana de Valencia

1960
Vivienda unifamiliar Navarro-Rubio, Jávea (Alicante)

1962
Conjunto residencial Cadahía, Valencia

1963
Edificio Ciudadela, en calle la Justicia, Valencia
Escuela infantil y Colegio de Segunda Enseñanza, Beniarjó (Valencia)

1964
Urbanización Gola Blanca, El Perelló (Valencia)

1967
Iglesia de Santa María del Mar, Jávea (Alicante)

1968
Edificio Cooperativa Farmacéutica Sanitaria, Valencia

1969
Viviendas experimentales, en Polígono de Campanar, Valencia

1970
Edificio de viviendas en plaza de América, Valencia
Conjunto residencial ‘Luz’, en calle Álvaro de Bazán, Valencia

1972
Escuela de Trabajadores Portuarios, El Saler (Valencia)

1974
Complejo residencial Campus, en calle Menéndez y Pelayo, Valencia

1973
Estudios GO.DB, El Puig (Valencia)
Parador Nacional de Turismo, Salamanca
Residencial Les Gavines, El Saler

1975
Conjunto residencial Torres del Turia, Valencia

1982
Centro Comercial Nuevo Centro, Valencia

(Texto de Juan Ramón Selva Royo y Listado de Obras destacadas extraídos de la publicación MESTRES. ARQUITECTURA MODERNA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA, de José Fernández-Llebrez Muñoz. Fundación Arquia [colección arquia/temas n 44], 2021 [ISBN 978-84-124459-0-9])

¡Comparte!