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Antonio Escario Martínez

PREMIO A LA TRAYECTORIA PROFESIONAL 2010-2011-2012

El legado de Antonio Escario Martínez (1935-2018) se forja en una cuidada arquitectura de autor, reconocible desde sus inicios —los Filipenses— como memoria de la modernidad e impulsora del progreso y la transformación social en un complejo periodo cultural marcado por la autarquía y más tarde por la transición política.

El oratorio de San Felipe Neri (1963) en su ciudad natal es su primera obra construida, cuando apenas cuenta con veintiocho años. Próximo a los ejercicios vernáculos de Le Corbusier en los años treinta, su primer ensayo iniciático vislumbra un cierto romanticismo por la artesanía y una obsesión por las raíces domésticas del diseño.

Como en Ronchamp, la techumbre del santuario se presenta como analogía del barco de la salvación judeocristiana (Noé…), de modo que la envolvente asemeja un cascarón revestido de madera que flota sobre la nave y se distancia de los muros de mampostería laterales para dejar entrever una icónica cinta de luz.

El refinamiento espacial y material de esa capilla explica que medio siglo más tarde la opera prima del albaceteño resista el paso del tiempo, sea considerada como uno de los ejemplos de la arquitectura del siglo XX y, como tal, haya sido expuesta en el Pabellón de España de la XIV Bienal de Arquitectura de Venecia 2014.

El templo y el Museo Arqueológico no solo comparten un mismo escenario urbano, sino también la deuda de su creador con la historicidad, que no oculta su filiación intelectual de los pioneros (Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe, Alvar Aalto…).

En ambas obras se percibe su determinación por evitar la contaminación de las vanguardias figurativas, en sintonía con la ortodoxia moderna de sus mentores en la Escuela de Madrid, Miguel Fisac y Alejandro de la Sota, dos referentes fundamentales en el firmamento estético español de posguerra. 

En ese pequeño pulmón verde de la capital, la arquitectura organicista del Museo emerge con inusual elegancia, supeditada a las exigencias de la vegetación con gestos que recuerdan el pabellón de L’Esprit Nouveau (1925) de Le Corbusier.

El protagonismo de los muros, la jerarquización de los patios abiertos, el recurso a sistemas constructivos tradicionales y, sobre todo, el respeto por los árboles existentes evoca la Casa Ugalde (1952) de José Antonio Coderch.

Fiel a los postulados de sus precursores, la seriación tipológica, la modulación estructural y la simplificación constructiva le permiten reintroducir en la España del desarrollismo (1959-1973) el ideario y las propuestas del estilo internacional.

Ambos trabajos prueban que en un primer periodo Escario mantiene un estrecho vínculo con su tierra, en la que, finalizados sus estudios, ejerce al servicio de la Diputación (1965-1977) y de los ministerios de la Vivienda (1967) y de Educación (1972-1980).

Durante esa etapa, pese al provincianismo imperante, lleva a cabo vanguardistas obras públicas, como el hospital provincial San Julián (1969), el psiquiátrico Virgen de la Purificación en la finca de Las Tiesas (1972) y el Museo Arqueológico, Etnológico y de Bellas Artes (1973)…

La impecable arquitectura orgánica de Las Tiesas sobrecoge por su asepsia y autenticidad. El programa se resuelve con una rigurosa racionalidad al articular los diferentes pabellones en torno a grandes patios ajardinados que, junto al desnudo juego de cubiertas, facilitan una esmerada inserción en el territorio.

Se perciben ecos de las siedlugen berlinesas de Bruno Taut por su innovadora apuesta tipológica, a modo de pequeñas colonias rurales inspiradas en los conceptos de Ebenezer Howard para su Garden City.

Consciente de la censura inicial a la modernidad por la oligarquía del régimen, que preconiza tanto las iconografías kitsch vernáculas como la monumentalidad de corte imperial, el discurso mesurado de la generación de Escario (Rafael Moneo, César Portela, Juan Daniel Fullaondo, Manuel Gallego…) supone la consolidación de un relevo funcionalista y una esperanza frente al saqueo del populismo epidérmico y la vulgarización arquitectónica de los felices sesenta (turismo masivo, industrialización, aperturismo…).

En 1980 cesa como funcionario en Albacete para fijar su residencia definitiva en Valencia, donde desempeña los cargos de arquitecto de la Unidad Técnica de la Conselleria de Cultura (1981-1987), presidente de la ponencia técnica de la Comisión Provincial de Urbanismo y arquitecto jefe de la Universitat de València (1989-2005). 

La Comunitat es depositaria de su sólida producción edilicia, distinguida con importantes reconocimientos —inclusión en el DoCoMoMo Ibérico, Premio Nacional de Arquitectura de la Fundación CEOE...— y muy apreciada por el gran público.

Gran parte de su dilatada actividad la desarrolla junto con los arquitectos José Antonio Vidal Beneyto y José Vives Ferrero —EVV—. Amigos y compañeros de estudios en la Escuela de Madrid, introducen con notable éxito una forma de hacer empresarial que moderniza la tradicional concepción del despacho profesional.

La firma EVV pronto se vincula con importantes promotores inmobiliarios locales que le confían muchos de sus desarrollos: Trébol en Albacete; Hispania en Murcia; edificios de viviendas en Colón, núm. 23, Sorní, núm. 9 esquina Conde Salvatierra, núm. 13, plaza Alfonso el Magnánimo, Terramelar; el Real Club Náutico de Valencia; la sede de Promobanc; la Tesorería de la Seguridad Social; el club de golf Escorpión en Bétera; la Ciudad Deportiva para el Valencia C. F. en Paterna…

Llevan a cabo polígonos, como el del acceso Ademuz (Paterna), el de 448 viviendas para el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, el de Arcasa (Sagunto) con 280 viviendas….

También en el urbanismo: Plan General de Ordenación Urbana de Alacuás, Plan Especial de Reforma Interior de Torrente, planes especiales de las urbanizaciones Alfinach de Puzol y Mont Blau de Torres Torres, planes parciales de la ermita de San Antonio de Llombay, del polígono 30 de El Puig… 

Referente indiscutible en la periferia regional, su compromiso con el proyecto moderno le lleva a la docencia en la Escuela de Arquitectura de Valencia. Durante dos décadas enseña en el taller de Proyectos que comparte con Miguel Colomina, Cristina Grau, Rafael Tamarit, Juan de Otegui, Miguel del Rey, Luis Carratalá…

A Escario el diseño le interesa por sí mismo. Como profesor universitario, comparte la interpretación analítica de Christian Norberg-Schulz, uno de los primeros en aproximarse a la filosofía existencialista de Martin Heidegger. Y emulando al historiador noruego, se adentra en la cuestión fenomenológica para abordar el paradigma de la modernidad como sistema: principios, programas, estructura, metodología, herramientas lingüísticas…

Su dilatada trayectoria académica y profesional es una perseverante búsqueda de respuestas y alternativas a las cambiantes necesidades del ser humano, y contribuyó con su mestizaje y perfil fronterizo a definir tanto nuevas maneras de habitar como de compartir el espacio colectivo. 

De ahí su pedagógica insistencia en la psique de la vivienda, en construir hogares con alma y no solo casas de atributos formales, simbólicos y técnicos mensurables. Frente a la primigenia machine d’habiter, postula el papel de las variables emocionales. Frente al autismo arquitectónico y la pérdida de empatía con el habitante, apuesta por una visión social del hábitat.

Su contribución en el ámbito de la vivienda colectiva se evidencia en el registro del DoCoMoMo, que incorpora inmuebles como los edificios Hispania (Banco Vitalicio) y Trébol; la Torre Ripalda, más conocida como La Pagoda; las torres de la Universidad (156 viviendas, jardines, locales...).

Sus excelentes y cuidados zaguanes son muy valorados por la burguesía local. La delicada y cálida materialidad de su obra, con madera, ladrillo, acero y hormigón visto, así como la racionalidad estructural y organizativa de las plantas, da como resultado piezas rotundas que emergen para destacar en la escena urbana. Su capacidad para poner en valor un elemento tan natural y sostenible como el ladrillo, en la mejor tradición de la escuela holandesa —Hendrik Petrus Berlage—, convierte su trabajo en un homenaje a la capacidad plástica de ese material tradicional.

Escario rinde culto a Mies «God is in the Detail», en la correcta y austera concreción constructiva, constante en todo su trabajo, unido al acierto tipológico, se convierte en una de las claves de su éxito y de su valoración por parte del promotor privado. 

Como virtuoso artesano, posee una inagotable capacidad para hacer realidad los sueños colectivos, transformar lo doméstico en suntuoso y revalorizar sin excesos los espacios íntimos de la vida cotidiana. 

Su valentía, su talento, su incansable búsqueda de la belleza y su extrema coherencia, que antepone siempre los principios a los intereses, no dejan indiferente a nadie. Y siempre contará con el respeto de la mayoría de sus compañeros, que le reconocieron en 2013 como Mestre Valencià d’Arquitectura.

20 OBRAS DESTACADAS

1963
Oratorio de San Felipe Neri, Albacete (con Adolfo Gil Alcañiz)

1964
Iglesia de la Asunción, Albacete (con Arturo Mongrell López)

1967
Hospital Psiquiátrico “Las Tiesas”, Albacete Obras con el Estudio EVV, Estudio Vidal Vives (arquitectos José Antonio Vidal Beneyto y José Vives Ferrero)

1968
Museo Arqueológico, Etnológico y de Bellas Artes, Albacete
Edificio Hispania (Banco Vitalicio), Murcia 

1969
Torre Ripalda ‘La Pagoda’, Valencia 

1971
Edificio Trébol, Albacete (con Arturo Mongrell López)

1975
Grupo Residencial ‘Torres de la Universidad’, Valencia (con José Antonio Vidal Beneyto y José Vives Ferrero)
Club de Golf “Escorpión”, Bétera (Valencia)

1981
Real Club Náutico del Puerto de Valencia (con Camilo y Cristina Grau Carretero)

1986
Sede de PROMOBANC. Tesorería de la Seguridad Social, Valencia 

Otras obras en colaboración

1985
Edificio residencial ‘Santa Margarita’, Benidorm (Alicante)

1988
Hotel Bali, Benidorm (con Ramón Luelmo y Francisco Sanchís)

1989
Facultad de Farmacia de la Universitat de València, Valencia

1991
Sede de la Caja de Ahorros de Castilla La Mancha, Albacete (con Francisco Candel Jiménez)

1992
Tesorería Territorial de la Seguridad Social, Sevilla (con Francisco Candel Jiménez)

1993
Nueva Terminal del Aeropuerto de Vigo (con María Victoria Florez)

1997
Rehabilitación del Centro Cultural “La Nau”, Valencia (con Luis Carratalá)

1997
Sede de la Oficina de Armonización para el Mercado Interior (OAMI), Alicante

2006
Parque Científico de la Universitat de València, Paterna (Valencia

(Texto de Javier Domínguez Rodrigo y Listado de Obras destacadas extraídos de la publicación MESTRES. ARQUITECTURA MODERNA EN LA COMUNIDAD VALENCIANA, de José Fernández-Llebrez Muñoz. Fundación Arquia [colección arquia/temas n 44], 2021 [ISBN 978-84-124459-0-9])

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