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Bodega Dussart Pedrón

PREMIO EX AEQUO


RAQUEL SOLA RUBIO (CRUX ARQUITECTOS)
Colaborador: Alejandro García Pedrón
Localización: Calle Saliente 12. Los Pedrones. Valencia
Promotor: Benoit Dussart
Constructora: Mareval, S.L.
Fotografía: Milena Villalba

Esta intervención supone una capa sobre la construcción, sólo rozando, como una instalación reversible que al tiempo dibuja un folio en blanco sobre el que recomenzar. Es un proyecto de continuidades, de coexistencias, que entienden el valor añadido del desgaste del tiempo como parte del camino a recorrer hoy, mirando con respeto y cariño tanto lo que vino como lo que está por venir.

CONSTRUIR DESDE LA MEMORIA

En la línea de tiempo de las edificaciones hay muchas vidas diferentes, y todas marcan de alguna manera a las siguientes. Las mismas construcciones, los mismos paisajes, en momentos diferentes son percibidas de manera diferente; vividas, al fin y al cabo, bajo otras circunstancias. En esas vidas, además de pasar por usos diferentes,  transformaciones, abandonos y renacimientos, se pasa por asociaciones psicológicas diferentes: añoranza, desapego, complejos de inferioridad o grandes esperanzas. Lo que es importante saber es que esa línea, con toda su carga material y emocional, lleva hasta el punto actual, y que si ella se rompe ya no podremos hablar de “lugar”, en toda su amplitud. Construir desde la memoria es incluir esas fases sin quedar atados a ellas; es entender el cuaderno de bitácora a pesar de estar en otra travesía. Es asimilar que el famoso folio en blanco del difícil comienzo no es tal si recordamos todo aquello de lo que partimos. 

PASO DEL TIEMPO COMO MATERIAL

“Así pues entendimos que nuestra propuesta debía ser una línea más en la historia de ese lugar. Nuestro reto era doble: conseguir hacer productivo de nuevo este espacio, teniendo en cuenta que los procesos de elaboración de vino actuales, así como las exigencias de sanidad, han cambiado considerablemente. Al mismo tiempo, sentíamos el deber de conservar esas huellas del edificio, y de potenciarlo utilizando tecnologías constructivas de nuestro tiempo”.

La intervención trabajará el paso del tiempo como un material más de construcción, sin esconder esas cicatrices. En ese lugar-territorio se insertarán las nuevas instalaciones, empleando materiales fácilmente identificables y asociados a nuestro tiempo.

La construcción original se revisa, actuando de manera personalizada con cada elemento. La cubierta mantiene su estructura de rollizos original sobre la que se aplica un tratamiento al agua, el cañizo se sustituye por tableros de madera machihembrados, las tejas se limpian y vuelven a colocarse en su ubicación. La fachada norte, que aún muestra las trazas de su pasado como corral, se mantiene así, con los huecos cegados. En el nivel inferior, donde la familia comenzó a elaborar sus vinos hace más de cien años, se redescubre el muro de ladrillo de los depósitos originales

RECOMENZAR

Sobre este lienzo de recuperación de lo existente se estructura todo el nuevo programa, basado en tres espacios relacionados.

El nivel 0, marcado por la cota de acceso en la fachada este, ocupará la antigua ampliación, que se destina a la elaboración; desde ella se accede a otras dos salas, situadas en dos niveles en la nave oeste: el nivel -1, de antiguos depósitos de hormigón, se transforma en la sala de guarda de la bodega, aprovechando su inercia térmica para la maduración en barrica, mientras que el nivel +1 se plantea como zona de recepción de la uva, e integra los servicios y laboratorio, y un nuevo vano que perfora el muro de mampuesto.

Estos niveles se redefinen en base a una estructura de hormigón armado que consolida la construcción y la refuerza, posibilitando el nuevo uso. Las escaleras y el montacargas se colocan en el centro, rodeando el pilar y creando una pieza central.

Los nuevos paramentos se realizan en cartón yeso blanco; se insertan como un elemento perimetral que rodea el espacio, integrando los servicios y permitiendo que las superficies sean lavables para el correcto funcionamiento de la bodega. En el espacio entre estos dos elementos se coloca la iluminación ambiental, que potencia la textura de los muros y los rollizos de cubierta, pero que también remarca esa separación, esa distancia.

UNA NUEVA MIRADA SOBRE LA IDENTIDAD PROPIA

Como es habitual en las poblaciones pequeñas y en los entornos más rurales, existe una mirada peyorativa sobre la identidad propia: de las formas de subsistencia, al patrimonio intangible, pasando por el entorno construido.

A pesar de esto, la familia Dussart Pedrón renuncia a su “estabilidad” en Francia para volver al pueblo y emprender con este proyecto, desaprender ese cierto “pudor” hacia lo propio, y poner en valor este patrimonio”.

Esta premisa es clave al enfrentarse al proyecto: por un lado, tomar conciencia del valor del patrimonio material y lo sentimental del lugar, que contrarresta la habitual mirada infravalorada de la arquitectura popular; por otro lado, entender que la memoria es un ente vivo, que no se debe disecar y exhibir, sino usar, transformar, mejorar.

Texto: Ana Asensio

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