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Palau de Congressos. Peñíscola (Castellón)

MENCIÓN


IGNACIO GARCÍA PEDROSA y ÁNGELA GARCÍA DE PAREDES
Situación: Calles Maestro Bayarri/Calle Blasco Ibáñez. Llandells. Peñíscola
Colaboradores: Eva M. Neila, Silvia Colmenares, Javier Arpa
Aparejadores: Luis Calvo y José Carratalá
Constructora: COMSA
Fotografía: Lluís Casals y Roland Halbe

La situación del Palau de Congressos al pie del Castillo de Peñíscola y frente a un jardín en segunda línea desde el mar Mediterráneo ha definido en gran medida la propuesta.

La voluntad de vincular los espacios interiores del edificio al parque y a la vista del mar desde su planta superior, ha determinado una imagen continua y cerrada hacia las calles perimetrales y fragmentada y abierta en la fachada de acceso desde el jardín, liberando una amplia plaza y permitiendo que el futuro parque penetre hasta las puertas del edificio.

Un umbráculo, transición entre el parque y el espacio interior, es la pieza arquitectónica que materializa tanto este acuerdo como la imagen del Palau. Se construye con piezas cerámicas, formando un tejido tridimensional. Esta celosía, a la vez espacio interior y exterior, permeable al aire pero a cubierto de la lluvia, es la antesala del edificio, lugar de encuentro, previo al vestíbulo y se desliza entre los volúmenes de hormigón blanco. La cuarta fachada del edificio es la cubierta, visible desde el Castillo, en la que la losa de hormigón ondulada que cubre la sala principal se reviste de cinc.

El vestíbulo se organiza como un interior fluido y envolvente que engloba las distintas partes del edificio como piezas autónomas. En planta baja se dispone el acceso a la sala, administración y sala de exposiciones, ligeramente deprimida respecto del nivel del vestíbulo. En planta primera y en torno a este vacío interno, se ordenan las salas de congresos, prensa y cafetería que se abre visualmente hacia el parque y busca la visión del mar a través de un gran ojo mirador.

La sala principal, con un aforo de 700 plazas, se proyecta como auditorio musical, sala para congresos y proyecciones en un único plano continuo de suave pendiente. El techo se construye con una losa ondulada de hormigón visto que incorpora en su propia estructura los condicionantes de la acústica. Las paredes se revisten con un enlistonado de madera de mobila, que cubre las galerías técnicas laterales y que es el contrapunto vertical al techo desnudo de hormigón blanco.

En el interior del edificio, además del hormigón visto estructural de color blanco y paramentos de madera de mobila se utiliza pizarra gris en suelos y metal estirado en los techos incorporando de manera oculta y continua la iluminación e instalaciones.

CERÁMICA:

Las piezas cerámicas del umbráculo recuperan los elementos tridimensionales cerámicos, ahora en desuso, utilizados en la arquitectura tradicional y en el Movimiento Moderno del pasado siglo.

La cerámica colocada a la entrada del Palau, con el criterio de una gran instalación, rescata sin embargo el carácter de espacio abierto perforado por la luz y por el aire, de espacio de transición, fresco y sombreado durante el día y mágico durante la noche, que tuvo siempre la celosía cerámica.

Se fabricaron un total de 400 piezas de 100 x 40 x 40 cm y unos 80 kg. de peso cada una (en realidad alguna más pues el proceso de investigación de moldeado y cocción fue más arduo de lo esperado), en gres a alta temperatura con la textura natural de la chamota.

Aparecieron problemas insospechados, las grandes fábricas no interrumpían sus productivas cadenas de fabricación para iniciar un proceso de investigación con resultado desconocido y las piezas fueron fabricadas manualmente por unos artesanos valencianos que tenían incluso más dudas que nosotros. Las primeras piezas se deformaban más de lo admisible con la cocción moderna y precisaban, para el gran volumen de agua que debían perder, una cocción gradual como la que procuraban los antiguos hornos.

De la misma forma que se dio con los ceramistas se peregrinó en busca de los hornos. Todo ello contra corriente de una eficaz e incrédula empresa constructora y en contra de procedimientos industriales habituales y plazos. Las piezas se ensayaron, por supuesto, por un moderno control de calidad y el resultado fue una sorprendente resistencia tanto de la pieza seca como húmeda.

La tonalidad natural de la cerámica cocida se escogió con una temperatura no demasiado alta y las piezas se instalaron suspendidas de una estructura metálica liviana de pletinas y varillas calibradas a la entrada del Palau.

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