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Estudio para Carmen Calvo. València

MENCIÓN


JOSÉ LUIS TOLBAÑOS UREÑA Y FRANCISCO J. REYES MEDINA
Situación: Plaza María Beneyto, 12 bajo. València
Promotora: Carmen Calvo Sáenz de Tejada
Constructora: UR90
Fotografía: José Luis Tolbaños Ureña y Francisco J. Reyes Medina

Recibimos el encargo de Carmen Calvo para su nuevo estudio tras una colaboración anterior en el edificio de casas del Convento de la Trinidad en Valencia.

La oportunidad presentaba un gran reto: trasladar el contenedor-objeto artístico, el gran “object trouve”, fruto del trabajo de casi treinta años de actividad de la artista, a otro local de características substancialmente distintas.

Distinta era la superficie, la altura del local, los materiales de paredes y suelos, la antigüedad del edificio y las características de la incidencia de la luz en su interior.

El local era fruto de una promoción de corte “moderno”. La planta baja era porticada y de disposición longitudinal a modo de gran vagón de tren. En contra del mundo laberíntico del estudio anterior, ubicado en una vivienda en planta baja de poca altura libre y en un edificio decimonónico moderno.

Las paredes del nuevo lugar respondían a una amalgama de tipos de ladrillo cerámico, unas veces panal, otras hueco, otras trozos de desechos de construcción, frente a los zócalos cerámicos, pinturas desconchadas y sobrepintadas, cambio de puertas de acceso, humedades de una plástica sugerente, cañerías antiguas sustituidas una y otra vez.

Los suelos vírgenes del nuevo espacio, frente a la consecución y repristinación continua, el aprovechamiento continuo de materiales producto de la rica vida y la secuencia de actividades acumuladas con el devenir de las generaciones que lo habitaron.

El bajo integrado en un edificio de estética de los setenta, desubicado en el tiempo con un gran pórtico a la italiana, sustituyendo a un bajo parte de un edificio decrépito, lleno de redes y con toda la acumulación de las aportaciones, que ha ido reuniendo en más de cien años de vida.

La luz llega al nuevo local a través de grandes ventanales hasta el suelo filtradas por el gran pórtico, frente a la luz escasa y suplementada por la luz artificial en el antiguo local.

En este encargo la misión del arquitecto es sumergirse en la imposición “terrible” de la condición de absoluta libertad en su diseño.

Solo se establecen los términos del programa: una sala para pintar, una recepción con aseo, cocinilla y un altillo para la organización burocrática. El resto, nos dice “como me conocéis bien, ya sabéis que es lo que quiero, manos a la obra”.

En las paredes y techo lleno de instalaciones se opta por aplicar una pintura diluida blanca que unifica superficies, pero deja entrever una cierta referencia al desorden constructivo del antiguo estudio. La referencia, se establece entre la acumulación en los muros y techos del antiguo local, y la acumulación de materiales y técnicas de un bajo construido para ser acondicionado, práctica habitual, mediante nuevos tabiques y acabados.

Las instalaciones de los techos reaparecen bajo la aplicación blanca como un collage del cual cuelgan las nuevas instalaciones para el aire acondicionado, iluminación, antiintrusión y extinción de incendios.

El suelo se resuelve mediante la aplicación de una resina autonivelante de gran dureza, óptima para la actividad a desarrollar.

El programa se resuelve introduciendo un sistema de perfilerías de acero para la construcción y de chapas anti-desgaste. Este sistema está compuesto de superficies, planos, entramados a modo de cárceles e inspirados en la obra de los confesionarios de Louis Burgois. Una referencia directa es la caja del aseo. Todo esto permite una lectura constructiva que lo hace independiente y volviendo a utilizar el concepto del “object trouvé” y constituyéndose como un objeto dentro del gran objeto que es el estudio. Es por tanto un juego de conceptos en el cual el jugador ganador será la propia artista que se encargará de hacer suyo y que le hará ganar la partida.

Desde la finalización de la obra y tras la entrega de ésta, Carmen construye y destruye el espacio y hace suya la que en definitiva es su gran y última obra, el nuevo estudio.

Que satisfacción para los arquitectos el ser fagocitados por la gran maestra de las metáforas objetuales, y que gran suerte el poder formar parte como “object trouve” de su magnífica obra.

Gracias Carmen.

Texto de los autores

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